Visión de los expertos

¿Cuál es su estrategia de resiliencia?

1 abril 2021
Victor van Vuuren, Director, Departamento de empresas, Organización Internacional del Trabajo (OIT)

El clima actual para las pequeñas empresas exige una situación de “adaptarse o morir”. Sin embargo, el desafío es que muchos no están equipados para adaptarse y, por lo tanto, “mueren”.

 

Una de las cosas que nos ha enseñado la pandemia es que en las últimas décadas no hemos invertido el tiempo suficiente en la preparación de las empresas, y en especial de las pequeñas, para que sean resilientes durante posibles perturbaciones repentinas en los mercados.

El abrumador número de pequeñas empresas que ha sucumbido a la crisis muestra su vulnerabilidad, y no solo a la pandemia, sino también a las crisis financieras y los desastres naturales en general. Su situación actual llama a «adaptarse o morir en el intento». Sin embargo, el reto es que muchas de ellas no disponen en la actualidad del equipamiento necesario y se ven abocadas al cierre. 

En primer lugar, cabe hacer una distinción entre las economías desarrolladas y las economías en desarrollo, ya que la situación es claramente peor en estas últimas. La respuesta gubernamental para asistir a las empresas con problemas ha sido dispar. Por un lado, en las economías desarrolladas, la acción de los gobiernos ha sido en general rápida y las empresas han recibido paquetes de estímulo bien ejecutados. Por otro lado, en las economías en desarrollo, la situación no ha sido tan alentadora, y la ayuda a las pequeñas empresas ha sido más lenta y se ha visto obstaculizada por desafíos fiscales y de capacidad de servicio.

© KB Mpofu / ILO
© Kivanc Ozvardar / ILO
Soluciones rápidas

 

No existen las «soluciones rápidas» para esta situación. Es necesario disponer de un entorno propicio para crear una plataforma en la que se desarrollen nuevas iniciativas. En este caso, el proceso es tan importante como el contenido. Este tiene que empezar a nivel nacional, donde el diálogo social entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores puede facilitar la identificación de los retos y ayudar a tomar las medidas necesarias para salvaguardar empresas y puestos de trabajo. Aunque existe una cierta cantidad de herramientas genéricas, las soluciones siempre varían de país a país. La comunicación efectiva, transparente y periódica debe estar a la orden del día.

© Kivanc Ozvardar / ILO

En este caso, no se trata de reinventar la rueda: Los escenarios de mejores prácticas mundiales actuales constituyen ejemplos perfectos de herramientas y programas que pueden adoptarse. Las organizaciones patronales y de trabajadores a nivel sectorial, nacional y mundial son una importante fuente de información sobre programas de apoyo en otros sectores o países, o soluciones innovadoras para las empresas (visite por ejemplo este sitio web de la OIT relacionado con la COVID-19). Un plan cuidadosamente ejecutado no solo reportará beneficios a corto plazo, sino que también fortalecerá a las pequeñas empresas en caso de futuras perturbaciones de los mercados.

Desarrollo de un plan de continuidad empresarial

Uno de los puntos principales es el liderazgo y la cultura empresarial, y la habilidad de las empresas para desarrollar un plan de continuidad empresarial para tiempos en lo que no haya crisis. Estos planes, cuando se actualizan con regularidad, identifican elementos clave como el acceso a financiación, formación, mejora de la productividad, digitalización, nuevos mercados e innovación. 
En la OIT hemos visto que la motivación y el compromiso de los trabajadores son fundamentales para el desarrollo y puesta en marcha de estrategias empresariales de resiliencia. Una encuesta mundial realizada por la OIT identificó la continuidad empresarial como un objetivo clave, y por ello hemos empezado en todo el mundo varios programas piloto relacionados con la resiliencia.

Esto es un proceso largo, pero cuantas más pequeñas empresas apuesten por la planificación continua, más posibilidades tendrán de salir adelante en los tiempos difíciles.

Muchas pequeñas empresas no estaban preparadas para la crisis actual, pero nunca es tarde para reaccionar. A pesar de lo doloroso y difícil que pueda parecer, al afrontar la crisis actual y desarrollar un plan de continuidad empresarial, las empresas obtendrán beneficios a largo plazo y solidez empresarial. 

Las pequeñas empresas son frágiles, y por ello los gobiernos tienen un papel central en la facilitación, asistencia y protección de esta fuente fundamental de empleo y crecimiento económico.

© KB Mpofu / ILO