La fragilidad desde una perspectiva empresarial
La fragilidad se manifiesta de diferentes maneras, según los países, las regiones y los tipos de empresas. Por ejemplo, el nuevo Índice de Exposición a la Fragilidad del ITC indica que las empresas pequeñas, informales y dirigidas por jóvenes o por mujeres suelen sufrir más las repercusiones de la fragilidad que sus homólogas más grandes, formales y dirigidas por adultos o por hombres respectivamente.
Estos matices importan, ya que lo que funciona bien en un contexto puede ser contraproducente en otro. Tener en cuenta estas diferencias es crucial para garantizar que los programas y las políticas de apoyo se adapten a los contextos locales y de las empresas.
El mundo se enfrenta a crisis sin precedentes. El cuádruple choque de la COVID-19, los conflictos, el cambio climático y el encarecimiento de la vida amenaza con empujar a los países a una mayor fragilidad.
Aunque se ha prestado mucha atención a las formas de medir y abordar la fragilidad a nivel macro (estatal), ésta difiere a nivel micro (empresarial). Es por ello por lo que las mediciones macro deben complementarse con evaluaciones micro para garantizar que los programas y las políticas de apoyo se adaptan a los contextos locales.
Para evaluar cómo las diferentes empresas experimentan el mismo nivel general de fragilidad, el ITC creó el nuevo Índice de Exposición a la Fragilidad, que está basado en los datos recogidos en la Encuesta sobre las pequeñas empresas en situaciones de fragilidad realizada a numerosas empresas de ocho países. El Índice de Fragilidad del ITC reconoce que la fragilidad es multinivel y multidimensional. El índice tiene las siguientes tres dimensiones:
- Seguridad, que mide el impacto de la inseguridad y la violencia en las empresas.
- Económico, que mide el impacto en los resultados y las oportunidades económicas de las empresas.
- Social, que mide el impacto en las relaciones de la empresa.
Mientras que un país puede ser clasificado en su totalidad como frágil, a nivel subnacional las condiciones pueden ser muy diferentes.
Las conclusiones de la última edición de la publicación emblemática del ITC, Perspectivas de competitividad de las Pymes de 2023, afirman que las empresas situadas en focos de conflicto, en zonas más pobres y en regiones donde la desigualdad es más acusada experimentan la fragilidad con mayor intensidad.
Las empresas situadas en las regiones violentas, pobres y desiguales son las más afectadas
Fuente: Perspectivas de competitividad de las Pymes de 2023
Más allá de la ubicación, las características de una empresa también contribuyen a su exposición a la fragilidad.
Entre las empresas encuestadas por el ITC, las más pequeñas eran las más propensas a informar de experiencias más intensas de fragilidad: el 34 % de las MIPYMES declararon experimentar altos niveles de fragilidad, frente al 18 % de las grandes empresas.
La informalidad agrava aún más los efectos de la fragilidad. Las empresas informales tenían casi 10 puntos porcentuales más de probabilidades de declarar haber experimentado la fragilidad de forma intensiva que las formales. Esto se debe en parte a que las empresas informales están excluidas en gran medida de las instituciones que pueden prestarles los servicios que necesitan para perdurar.
Las empresas dirigidas por mujeres, incluso en entornos no frágiles, se enfrentan a numerosas desventajas en términos de acceso a los servicios públicos de infraestructuras, financiación y protección social. En entornos frágiles, varios factores adicionales como pueden ser una mayor exposición de las mujeres a la violencia, las hacen aún más vulnerables. Las empresas dirigidas por jóvenes, en parte debido a su enfoque cauteloso y centrado en la minimización del riesgo, también registran mayores niveles de fragilidad en comparación con las empresas no dirigidas por jóvenes.
Cada vez más empresas pequeñas, informales, dirigidas por mujeres y por jóvenes experimentan una alta fragilidad
Fuente: Perspectivas de competitividad de las PYMES de 2023
La heterogeneidad de la fragilidad, y las formas en las que la experimentan las empresas, hace imposible -si no francamente perjudicial- desplegar un enfoque único para todos. Aun así, es posible identificar algunas acciones que pueden mejorar la resiliencia de las empresas en tales situaciones.
El informe Perspectivas de Competitividad de las PYMES de 2023 identifica tres acciones que ayudan a mejorar los resultados de las empresas frente a la fragilidad:
1. La creación de conexiones.
2. La mejora de la gestión financiera.
3. La identificación y retención del personal cualificado.
